5 sept 2011

Erase una de esas mil veces

Erase una de esas mil veces, que por ser una de esas mil veces, no significa que fuese cualquiera, era sin duda la más especial de todas.


Ésta es la historia de un joven, de alguien perteneciente a una época, realmente distinta a todas aquellas a las cuales se halla pensado jamás, porque en el abrir y cerrar de sus ojos cambiaba y se aceleraba más y más. Sin duda ese mundo cambiante, globalizado, comandado por tecnología de la más alta gama, significaba en muchos casos el perder o ganar el éxito o realmente obtener la tan anhelada calidad de vida.


A sus 23 años de edad, justo antes de graduarse de la universidad, fue padre de un hermoso niño de mirada intensa y agudo oído, para él tener esta responsabilidad, se convirtió en un reto, para volverse en un inspirador de grandeza, no por el título que se obtiene a través de una letras impresas en un cartón, sino por las obras y las acciones que debía seguir para llegar a demostrarse a sí mismo, que podía vencer cualquier obstáculo y adversidad que enfrentase en ese largo camino que recorrerá para ser un verdadero padre y ejemplo de todo aquel que estuviese a su alrededor u observara desde afuera a pesar de no llegar a conocerlo personalmente.


Ese joven de 23 años, padre del niño de mirada intensa y agudo oído. Precisamente por ser joven, era impetuoso, acelerado como el mundo en el que vivía, impulsivo y muy dado a la reactividad cuando sus puntos de vista se veían amenazados con argumentos válidos, pero que él los tomaba como no válidos, por querer tener el mundo en sus manos.


Paso su práctica universitaria, tratando de entender el por qué la gente es reacia al cambio, el por qué la envidia se apoderaba de mentes brillantes, que se desgastaban en opacar a otr@s, el por qué de las quejas  de una jefe, que se había olvidado que ese término esta abolido y que en el actual tiempo se hablaba de líderes y de un ejemplo constante, para ganar el respeto de sus colaboradores, de los miembros pertenecientes a un equipo, el por qué la sociedad de su tiempo, no daba la oportunidad de adquirir mayor experiencia y reevaluar conceptos con los cuales él quería ayudar a quien le diese la fortuna de hacerlo. En fin, eran más los por qués, que las respuestas que él por su cuenta aclararía en su recorrido, ya que gozaba de un maravilloso poder de abstracción de la realidad en la que se encontraba. Las mismas dudas, asaltaban a tod@s aquellos con los que compartía generación, carrera, credo y demás elementos que hacen identificarse en la línea del tiempo. 

Nota: quieres saber más de esta historia, sígueme y juntos descubriremos el éxito de los sueños.

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